lunes, 12 de enero de 2009

Apatrullando el interior, año 2, nº 8


Hola. Han pasado las vacaciones de Navidad y, como en los anuncios, vuelvo al cole con alegría. Debo el sentimiento a la feliz circunstancia de haber estado en la nieve y no haberme roto las piernas. Mis rodillas -alabado sea el Señor- siguen intactas. ¿Qué por qué tenía miedo? Parece mentira que a estas alturas me hagáis aún esta pregunta: pues porque uno es miedoso de por sí y además -esto, creo, no podíais saberlo y por eso os la perdono- porque hace algo más de un año que me duelen las rodillas cuando hago deporte. No es que sean cosas de la edad, sino que -me lo dijo el doctor- tengo en ellas un defecto de nacimiento que sólo se manifiesta cuando hago deporte y por eso ha sido tan difícil detectarlo.

Vuelvo a una Villena en la que hace un frío tan espantoso que he visto nevar por segunda o tercera vez en mi vida: lo que no he visto en cinco días en el Pirineo aragonés. Menos mal que me gustó Jaca: alta concentración de librerías y pastelerías para una ciudad de ese tamaño. Para mí, un paraíso. Y ahora, para volver al ritmo cotidiano, he aquí una nueva entrega de ese sueño sidero-espacial que me viene de vez en cuando. Esto es lo que os diría si, por aburrimiento, volviese a imaginar ese zoo fabuloso y espacial del que os hablé en la segunda entrega del Apatrullando, año 2:

“Hay de todo en esta jaula. Yo no sé si en las de las otras especies siderales aquí reunidas hay tanta variedad como en la nuestra. Yo, desde luego, si fuera uno de los bichos que nos visita en este zoo, tendría muy claro cuál es mi favorita. Entre nosotros, el selecto grupo de terrícolas que habitamos este sitio, hay de todo. Tanta variedad en tan poca muestra es señal de que la selección ha sido hecha con tino, estudio y mucho savoir faire, que es algo que por qué -digo yo- no iban a tenerlo los marcianos. Ojalá pudierais vernos: somos pocos pero raros. ¿Cómo es posible tan alto grado de diferenciación? El tema me preocupa y entretiene y he pensado: “¿Y si fuera cosa del azar?”. Podría ser que nos hubiesen recogido sólo porque estábamos allí, en el sitio equivocado en el momento equivocado, i prou, como si la recogida hubiera sido hecha por unos funcionarios a punto de la pausa del almuerzo. Pero me niego a admitirlo basándome en el hecho incontestable de que los extraterrestres siempre son en las películas unos tipos inteligentes, meticulosos y tirando a verde oscuro, aunque en las últimas producciones se lleva más el gris marengo. Buenos o malos, no se sabe -¿habrá concejales de urbanismo en otros planetas?-, pero siempre meticulosos e inteligentes hasta la obsesión -y la megacefalia, respectivamente- así que es de suponer que lo que hay detrás de mi secuestro sea nada más -y nada menos- que mucho saber de seres vivos y galaxias y mucho proyecto y elaboración. No, proclamo: estoy orgulloso de representar a mi especie en este foro y me niego a admitir, por ello, que hayamos sido abducidos al tuntún”.

“Podría ser también que no lo seamos tanto como creo -raros-, sino que lo estemos debido a alguna clase de estrés postraumático. Tampoco me gusta esta idea, sin embargo, porque es cosa sabida que estas abducciones son cosa de limpieza y probidad, un proceso escrupuloso que casi siempre empieza con ese rayo azul o verde que a las astronaves -estrellas de mar que vienen del espacio- les sale normalmente del ombligo: llega la luz al suelo y los humanos -como aquellos de la tercera fase- acudimos a ella como las polillas a la luz de las bombillas. No recuerdo el proceso con detalle, pero creo que a los bichos nos metían en un tarro con un algodón empapado en alcohol de setenta grados y viajábamos en la bodega tres -o cuatro, según- hasta el planeta, sistema o nebulosa de destino. Observaba el otro día un compañero que en ello se echa de ver que eran principiantes los que nos abdujeron, porque visto el proceso hubiera sido más lógico ir a buscar ejemplares, antes que a la puerta de un colegio, a la de una discoteca porque allí acuden los humanos más fácilmente a las luces de colores y ya vienen de por sí empapados en alcohol. Insisto yo, de todos modos, en que algo tendremos cuando nos han seleccionado. En fin: ya se verá y sigamos adelante”.

Y esto es todo por hoy.

No hay comentarios: