lunes, 26 de junio de 2006

Informe Semanal Reloaded / 2

1/ Homenaje a Msnice. Después de la carestía, la abundancia. Tres semanas sin escribiros y ahora, de golpe, dos mensajes. No es que esté perdiendo el oremus, es que, queridos corresponsales, me sentía culpable por teneros tan abandonados. También me daba miedo que me abandonárais para iros con otro blogger más responsable y más moderno. Uno que tuviera un blog con fotos y con enlaces y con rollitos de hipertexto y todas esas golosinas. Yo, es que soy muy tradicional y lo que persigo es un blog exclusivamente de letras. Uno moderno es el que tiene, por ejemplo, el arriba mencionado MsNice. Este es el otro de mis dos más fieles corresponsales y así, con esto, cumplo la promesa que os hice ayer de seguir contándoos cosas de ellos. Este MsNice, como ya digo que es blogger como yo, pues me da grandes alegrías cuando me escribe, porque me parece que conecto con un colega de las ondas. Es como cuando los de la radio dan paso a la emisora de Valladolid, que entonces se nota muy buen rollito entre ellos, como si fueran amigos de toda la vida. Porque mis amigos de verdad de toda la vida lo que tienen es eso: que son de toda la vida, y parece que esto del blog y el e-mail les queda muy lejos y debe ser por eso que no me ponen comentarios ni me responden a los mensajes.

2/ Oremus. Esta palabra latina me recuerda que iba a contaros otra cosa hoy. Es que esta mañana he estado rodando un documental para Punt 2. Ya sabéis que me dedico a la enseñanza sólo provisionalmente, en espera de que me descubra un productor de Hollywood y me contrate para hacer una película de amor con Cameron Díaz. Pero de amor casto y puro. Digo que lo de oremus me trae el rodaje a la memoria porque me han dado una sotana y me han disfrazado de fraile. Esto, claro, después de llegar a un lugar llamado Llutxent que está allá donde Sansón perdió el flequillo. Lo que tenía que hacer era pasearme por el claustro de un convento y en un momento dado perder el ya varias veces citado y dejarme caer en el suelo como abrumado por un arrebato místico. Pero como en esto del audiovisual las tomas nunca son buenas, pues la caída la he tenido que hacer como seis o siete veces y el suelo de un monasterio barroco es la mar de duro, os lo puedo asegurar. O sea, que en lugar de un arrebato místico lo que se me llevaba eran los demonios cada vez que el señor director no estaba satisfecho con la toma. Y eso que todo había empezado de fábula y he tenido un verdadero arrebato místico -y casi físico- nada más llegar a aquellas soledades: no he hecho más que poner los pies fuera del coche cuando se me acercan cuatro chicas -las de producción- y me dicen: "¿Tú eres José Luis? Ven, vamos a vestirte". Yo, claro, me he dejado arrebatar mientras para mis adentros exclamaba "¡Vivan los hermanos Lumiére y las ondas electromagnéticas!". Me cogen de la mano y me llevan al interior de la basílica y yo fantaseando con buscar un mástil y una cuerda y, como el recorrido por estos espacios sacros del diecisiete es asaz laberíntico, también iba desmenuzando un saladito Velarte para el caso de que no pudiera hallar de nuevo la salida. Pero mi gozo en un pozo porque al llegar a la sacristía me alcanzan la sotana y me dejan allí sólo, rodeado de cruces y mártires que me miraban con ojitos de "leemos tu pensamiento, pecador", y todo su vestirme se ha limitado a volver para ajustarme bien el alzacuellos. Lástima, yo que ya andaba aclarándome la voz para decir aquello de "nunca fue caballero de damas tan bien servido".

3/ Moscas. Lo que hay en Llutxent es moscas y por lo visto todas de clausura, porque nunca salen del convento. Hay que decir, antes de seguir adelante, que alguna satisfacción sí he tenido. No como para un arrebato, pero sí para un cierto vicio. Pues resulta que según el guión yo interpretaba un monje
"brut, despentinat, d'aspecte aterridor". Las chicas eran también de maquillaje y a ello se han puesto, frotándome a conciencia los brazos y las piernas con un mejunje a base de arcilla, y así, dejándome sobar, he tenido mi pequeña compensación espiritual.

Pero hasta ahí, porque después de los golpes de glúteo contra el venerable suelo ha llegado el momento de la muerte del monje aterrizador: me preparan en un rinconcito del claustro un buen charquito de agua clara del pozo y allí me he tenido que tumbar y hacerme el muerto. Para mí que el señor director tenía algo de necrófilo, porque la toma del cadáver ha durado cuatro veces más que las tomas de los paseos y las caídas. Y aquí es donde entran las moscas, que se ve que me han visto indefenso y se han pasado el mensaje unas a otras y en un decir Jesús las tenía a todas paseándose por mi cara, y yo con la boca abierta porque se ve que el cadáver por morbo lo querían así, y no es por embellecer el texto que he escrito antes "y aquí es donde entran las moscas". No digo más, porque ya me parece bastante aterridor y hay un refrán para estos casos. Lo único que sé es que mientras estaba allí tirado preguntándome no a qué huelen las nubes sino a qué saben las moscas, oigo a una de las chicas que dice: "¡Qué buen actor! ¡Hay que ver cómo aguanta!". Porque estaba muerto y no me podía levantar, que si no... Eso sí, me he prometido que cuando ruede con Cameron voy a exigir que los besos sean sin lengua, por lo que dice el refrán recién citado.

4/ Epílogo. Ya véis que no es oro todo lo que reluce. Recuperado del shock, me ofrecen quedarme a comer un arroz al horno, pero es que ya no tenía hambre. Me subo al coche y vuelvo a la civilización. Pero no me había acordado de quitarme el maquillaje y con ese aspecto aterridor me presento ante mis vecinos. En fin. Como tampoco voy a las reuniones de escalera...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy divertido. Me he reído mucho. Y aunque agradezco tu sinceridad y que te esmeres en los detalles, me da la sensación de que no tienes manager. Y te lo digo porque como Cameron Díaz haya leído esta entrega, me parece que las posibilidades que tuvieras de hacer una película con ella se han disipado bastante. Y no digamos si el guión exige beso con lengua... Después de lo de las moscas ya me dirás...
Un futuro George Clooney del celuloide no debe perder nunca el glamour!!!
(Es la primera lección del manual del actor de Joli But)

Anónimo dijo...

el amiguito tuyo que te haya dicho que es Patafos miente como un cabrón y debería darle vergüenza mentir. seguro que luego va a lo del papa. seguro que tus amigos y tu teneis la bandera del vaticano en el balcón. si te pica lo que digo, te jodes.