viernes, 30 de julio de 2010

¡Política! (2)

Por eso -siguiendo con lo que llevábamos entre manos el otro día- me he guardado mucho de decir, por ejemplo, que mi película favorita de todos los tiempos esta mañana es Centauros del desierto. En esto de las listas de favoritos también se pierde mucho el tiempo y es cosa que a nadie le interesa si no es su propia lista. Tampoco me ha parecido necesario aburriros con ciertas molestias gástricas que a menudo me atormentan, sobre todo por lo que tienen de inconveniente social, pues, viendo que hasta en la tele anuncian pastillas al efecto, sospecho que a miles de personas les debe de pasar lo mismo. Pero -he aquí la novedad- me vengo notando, de un tiempo a estar tarde, aparte de cierto incremento de actividad estomacal, ganas de contaros algunas cosas personales. Vayamos al grano: que me han entrado ganas de hablar -Dios me perdone- de política.

Sí: son cosas que pasan, me parece a mí, en tiempos de crisis. Antes, cuando creía, como todos, que las cosas iban bien y los bancos eran gente de fiar, solía escapar de asuntos serios y de compromisos sociales, y si venían a decirme que firmara a favor o en contra solía salir del paso diciendo que no entendía, que yo era extranjero, o que mi religión no me lo permitía. Y me ponía a correr aprovechando que el semáforo estaba a punto de ponerse en rojo. Los otros colores del semáforo son -me vais a permitir la excursión- el verde y el naranja, y sabed desde ahora que me da tirria la gente que en lugar de naranja llama "ámbar" al color del medio. Es como decir "tengo apetito" cuando se tiene hambre, cosa que en algún otro post ya tengo mencionado. Me encontraba, decía, con un activista y me parecía que lo que le movía a la acción tenía que ser -disculpadme lo soez de la expresión- que estaba lo que se dice "mal follao", y que seguramente él, como yo, sería más feliz saliendo a divertirse por ahí y dándose cierta tregua de conciencia.

Pero con la crisis, amigos, han vuelto los tiempos de la política y ahora andamos todos echándo un vistazo a las páginas de la sección de economía, a ver si entendemos algo. Que la verdadera política, me parece a mí, nos presenta sus noticias en páginas de color salmón. Esto de las "páginas de color salmón" es como lo de la "luz ámbar", que me parece una horterada y diría si pudiera "páginas rosa" lo mismo que digo "luz naranja". No es que tenga nada en contra de la variedad cromática ni de su vocabulario, ni me parece objeción seria que me digan que páginas rosas son las de los cotilleos. Al fin y al cabo, y por lo que vamos sabiendo de Wall Street, parece que los métodos de trabajo allí (esas grandes decisiones y esas maneras de tratarse entre sí) no son muy diferentes de los que se usan en el mundo "del corazón". Que si un día llama un presidente de un fondo de inversión y pasa un chivatazo, que si otro día le dicen a un presidente de gobierno que no sé quién ha dicho no sé qué sobre alguien... En fin, como niños del cole, pero jugando con fuego. Lo que pasa es que cuando ellos juegan con fuego somos nosotros los que nos quemamos.

Ahora, con esto de la crisis, nos vuelve a interesar a todos la cosa seria, y hasta seríamos capaces de ir a ver un documental sobre una gran injusticia en algún lugar del planeta. Dicen que hay para elegir, documentales e injusticias. Pero a mí me preocupan más las cosas de aquí al lado. Y pienso ponerme a hablar de política cualquier día de estos. Lo prometo.

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