miércoles, 22 de febrero de 2006

Hola. Se acerca el 23-F y yo, como todo el mundo, me he puesto a recordar el pasado. La diferencia está en que, como soy un tanto perezoso e inconstante, no me he ido veinticinco años atrás, sino solamente veintiuno. O sea, que en vez de irme a 1981 yo me he quedado en 1985. Diréis que para lo que quedaba ya podía haber llegado, pero a eso yo respondo que para ser un buen perezoso tienes que hacer este tipo de cosas: dejarlo todo a medias. Luego dices que no te interesaba y punto pelota. El viaje lo hice antes que nadie y partí para allá el sábado pasado. Vamos, que cuando mañana empiece todo el mundo a contarse qué estaba haciendo aquel día y dónde, yo ya estaré aclimatado al viaje al pasado y recuperado, espero, de los efectos del jet lag. Desde 1985 se tienen buenas vistas sobre 1981, pero no es el paisaje lo que me movió a moverme, sino una reunión de mis compañeros del COU, que se habían olvidado de celebrar cuando tocaba los veinte años de nuestra promoción y querían desfacer el entuerto lo antes posible. Luego dirán que la ESO está fatal y que aquello del BUP y del COU sí que era bueno, pero la verdad es que resulta triste que gente como nosotros, de formación tan sólida y esmerada, no sepa contar hasta veinte. Ese es el número de dedos que tiene cualquier ser humano, o sea que olvidarse de un número tan natural como las florecillas del campo debería ser motivo de vergüenza para los responsables de nuestra educación. Ya nos lo decían los viejos profesores de nuestra EGB:

- No uséis tanto la calculadora, que a ver si se os va a pasar por alto la celebración de los veinte años del COU.
- ¿Del qué?
- Del COU.

No sé si fue por esa dificultad generacional con los números, pero el caso es que a mí me llamaron tres veces en menos de media hora para decirme que había una cena, y fue seguramente por el aturdimiento provocado por tanto timbrazo que en una de esas llamadas dije que sí, que vale, que voy. No sé si fue en la primera, la segunda o la tercera, claro, pero esto ya os lo imaginábais. Tampoco sé si éramos cincuenta o veintiseis, si fueron seis o siete los canapés que llegué a atrapar al vuelo ni cuántas veces me mordí la lengua para no decir "Jó, tío, que putada que te hayas dejado el pelo en casa". Porque, claro, a eso vamos: que si uno cuenta este tipo de encuentros es para alegrarse de que los demás estén peor que uno. Ya os adelanto que estoy contento, así que ya os hacéis una idea de lo que vi. Yo casi tengo más pelo que entonces y estoy bastante más bueno, y eso -lo del pelo también- creo que es gracias al Pilates, que es fantástico, aunque no se lo recomendé a nadie para que no me chafaran el estrellato de la noche.

Pues eso, que hay que ver las putadas que hace el tiempo. Pero lo grande de todo esto es que, a pesar de las calvas y las barrigas, uno constata que la más guapa sigue siendo la más guapa y el más capullo del colegio, pues eso, el más capullo del colegio. Es bonito ver que hay cosas que no cambian, y por eso es verdad que "after changes upon changes we're more or less the same", como dijo el filósofo, y esta es para mí una de las mejores frases en literatura en lenguas extrañas, junto con "doukipudonktan" y "mene, mene, tekel, uparsin", y que este arrebato de poliglotismo me lo vais a perdonar, pero es que desde aquello del peluquero italiano siento un placer inmotivado por las palabras que no entiendo.

De vuelta a casa, cuando uno mira las fotos del viaje ya no se encuentra tan estupendo, porque yo, eso sí tengo que decirlo, fotogénico soy poco, pero no importa porque para eso está el PhotoShop, que es algo que lo arregla todo y que hace veinte años no existía, y te preguntas cómo pudiste vivir sin él. Lo cual me recuerda algo que siempre digo yo de los viajes en el tiempo: que por qué el viajero del tiempo, en vez de irse al Jurásico o a la batalla de las Navas de Tolosa, no se va a la semana pasada y rellena una primitiva con los seis aciertos, que eso sí que sería sacarle un provecho al I+D. Tengo un amigo que dice que a él lo que le hace ilusión es viajar al pasado para ir a donde estuviera Beethoven escribiendo y silbarle en un oído: "Ta - Ta - Ta - Chaaaan". Ya veis la tontería. Y eso que este no es de la ESO, sino del COU. De los que no saben contar hasta veinte, porque no apareció por la cena. Claro, que como no sabe contar ni ná, igual sí que viajó al pasado pero se equivocó de año y le silbó eso a Mozart, y entonces la putada que le ha gastado mi amigo a Beethoven.

Bueno, pues eso, que en mi periplo extracibernético estoy llegando cada vez más lejos y ahora ya me atrevo hasta con el pasado. Si esto sigue así, no sé dónde iremos a parar. Mientras tanto, un besito.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Has cerrado? ¿O estás de Fallas anticipadas?

Anónimo dijo...

La verdad es que resulta extraño entrar en tu blog y ver "Se acerca el 23-F..." siendo que estamos a 21-M. No pasa nada. Supongo que a todos los escritores (o bloggeadores) se le van las musas de vez en cuando. De todas formas el club de fans esperamos ansiosamente nuevas entregas.

Anónimo dijo...

¿Dónde estás, reina? ¿Te has ido con la ONG a salvar negritos?