miércoles, 5 de abril de 2006

Hola a todos. Ya os tengo dicho en más de una ocasión que el abajo firmante es un tipo con clara tendencia a la inactividad física, que es lo mismo que decir que es un vago redomado, y que encima la Madre Naturaleza va y le regala un metabolismo tan cachondo que si no duerme sus nueve horas diarias es que no va cara al aire. Y a ver quién va a dormir nueve horas diarias. Desde luego, no un ciudadano adulto de esta civilización occidental postindustrial. Lo cuento así, en plan científico-descriptivo, porque parece ser que ahora que he vuelto a escribir mi blog empiezan a leerme gentes de alto nivel intelectual y yo, claro, no quiero defraudar. Así que voy a darle a esto un tonito así como cultureta y por eso tengo que pediros perdón a mis lectores de toda la vida, que no es que seáis ignorantes, no, sino que sois más bien como soy yo: enteradillo más que intelectual fetén, de esos que lo que sabemos de Historia es porque de pequeños vimos Érase una vez el hombre. Va por vosotros.

Total, que iba a decir que he leido en algún sitio que dicen que el Paleolítico fue la verdadera Edad de Oro de la Humanidad, que no había diferencias de clases sociales ni necesidad de cumplir con un horario de trabajo. Por lo visto, tú cazabas tu ración de carne para el día y ¡hala!, a dormir la siesta. Y eso de dormir mucho, claro, entonces podría hacerse pero desde entonces ya nunca más ha podido ser, porque es que vamos todos de culo y no tenemos tiempo para ná de ná, unos porque tenemos que trabajar y otros tienen que contar fajos de billetes. Estos últimos han sido en otros tiempos marqueses y nobles, luego industriales y naranjeros y ahora son alcaldes de pueblo y concejales de urbanismo. Y como en la Edad de Oro nadie se hipotecaba para pagar la cueva, pues andaban todos la mar de tranquilos. No es que esté diciendo lo de Zerzan [¡ojo, que esto es un toque cultural!], que nos hagamos todos cazadores-recolectores, sino que a lo mejor es cierto eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, como dijo Jorge Manrique, autor, por cierto, de La vida es sueño [estoy que me salgo de intelectual].

Que la vida es sueño es una gran verdad, y si no que me lo digan a mí, que he llegado a quedarme dormido de pie, y no exagero. Me pasó en un vagón de metro una madrugada durante la Aste Nagusia [y más cultura], o sea, la Semana Grande, o sea, las fiestas de Bilbao, y me desperté porque al quedarme dormido se me doblaron las rodillas y casi me estampo la cara contra el suelo. Mi dignidad no sufrió nada porque los demás ocupantes del vagón estaban también absolutamente empanaos y no me vieron claudicar. No sé porqué será, pero el año pasado estuve otra vez en Bilbao y también me quedé dormido en el metro. Si ya me quedaba sobao visitando el País Vasco antes de la tregua, no quiero ni pensar lo que será cuando todo se pacifique: tendré que viajar en litera, como Julio Cesar en la Via Appia [cultura, cultura y cultura].

A todo esto, con tanto dato y tanta erudición, casi pierdo el hilo y se me va el santo al cielo y no os cuento lo que os iba a contar: que para vagos como yo no hay más que dos soluciones: o ser muy rico, pero rico riquísimo que no sabes ni cuánto dinero tienes, o trabajar mucho y tener tantas obligaciones que no puedes permitirte el lujo de parar. Son caminos incompatibles, porque ya se sabe que uno nunca se hace rico trabajando, que la riqueza como llega es por la herencia o por el PAI. Es que estoy un poco sensibilizado por lo de Marbella, y es que me parece muy mal que los hayan detenido, porque estoy seguro de que ese camino nos lleva de cabeza a la anarquía: como haya que detener a todos los políticos corruptos, ¿quién va a gobernar este país? De verdad que los jueces no han pensado bien las consecuencias de sus acciones. Que lo habrán hecho con buena intención, no lo dudo, pero como sigan así nos llevan de cabeza al desastre.

Y lo que es peor: como venga la anarquía, con el ruido que meten siempre los anarquistas y las revoluciones, ya me puedo despedir de dormir mis nueve horas. Yo siempre he sido más partidario de la no-violencia y de las huelgas de hambre, por lo discretas, que a lo mejor tu vecino está de revolución no violenta y tú es que ni te enteras. Y eso, la verdad, es todo un detalle por su parte. Dicen que nueve de cada diez dentistas recomiendan las huelgas pacíficas, y a ese coro me uno yo y también dentro de poco mi hermano y mi cuñada, que van a ser padres y querrán que su retoño se duerma en paz y tranquilidad, y por fin he llegado a lo que quería deciros: que voy a ser tío otra vez y esa es la gran noticia de la temporada.

Aún no sé si será niño, niña o concejal de urbanismo, pero lo que le deseo es que nazca con un metabolismo un poco menos perezoso que el mío, porque con los tiempos que se avecinan va a estar cada vez más difícil conciliar el sueño. Eso, o nos volvemos todos a la Edad de Oro. Que es, por cierto, un pub bastante majo y cultureta en Ciutat Vella, del estilo de los que me ayudaron a conciliar el sueño durante la Aste Nagusia.

Besos y tened cuidado, que anda Quique por ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno eso de que si detienen a todos los políticos corruptos vamos a la anarquía...
ja, ja, ja...
(y ya supongo que escribir "ja, ja, ja" no es muy cultural, perdón)