jueves, 27 de octubre de 2005

Hola a todos. Ayer estuve a punto de no subir la persiana porque, como a todo el mundo, me gusta tener de vez en cuando un día festivo. Ayer fue el Día de Internet y, claro, eso es para mí una fiesta de guardar donde las haya. Cuando sonó el despertador tentado estuve de no ir a trabajar y de quedarme cinco minutos más, todo calentito, arropado entre mis hipertextos, mis bites y mis softwares. Pero como sabía que en el insti no me iban a reconocer la festividad, pues tuve que desconectar, bajarme del hardware y meterme en el forfiesta caminito del colegio. Y como no estaba seguro de ser comprendido y además ya os digo que yo soy de natural muy poco reivindicativo y sindical, pues me hice el ánimo de agachar la cabeza y llevarlo en secreto. Así que estuve todo el día sintiéndome muy marginado y al final hasta se me puso cara de minoría cultural y todo. Eso es algo muy malo y lo demuestra el hecho de que nueve de cada diez dentistas recomienden no pertenecer a ninguna minoría cultural, porque a más de uno se le han caído los dientes por eso. Pero, claro, todas estas precauciones no pudieron evitar que me pasara el día fastidiao y herido en mis más arraigadas creencias y sufriendo por mi identidad cultural reprimida y también porque me apretaba un zapato. Esto último lo digo porque soporto mucho mejor el dolor espiritual que el físico, para seros sincero. A mí el dolor espiritual me lo alivia mucho un buen pastel de chocolate, y sin embargo a ver qué voy a solucionar poniéndome un tigretón entre los dedos de los pies.

La verdad es que es fatal sentirse marginado, así que empecé el día con un regusto amargo, que se me fue, ya digo, con un buen par de bocados a una tableta de chocolate de cuya marca no puedo acordarme, porque este blog me gustaría que fuera sin publicidad, no por ser alternativo ni nada, sino porque la publicidad la hacen cada día más entretenida y me da miedo que os quedéis mirando los anuncios y paséis de mi y de mi blog, que seremos majos, sí, pero hay que reconocer que nosotros sólo somos letra y no tenemos multimedia ni nada. Y es que hoy día no eres nada si no tienes aunque sea un poco de multimedia en alguna parte y no hay pueblo que se precie que no tenga mediateca. Nosotros (mi blog y yo) no tenemos teca, ni media ni entera, ni siquiera una cuarta parte de teca, lo que podría llamarse una cuartoteca, del mismo modo que catorce jabalíes forman una catorcena, y ya sabéis a qué me refiero.

¿Por dónde iba? Sí: que me sentía cantidad de minoría cultural por ser el Día de Internet y no poder celebrarlo como es debido, o sea, con un puente, que es como se celebran estas cosas, y que allá me fui al instisusto a trabajar. Pero, eso sí, dispuesto a dignificar la jornada del mismo modo que honrarás a tu padre y a tu madre y no matarás, así que me puse una camisa que tenía por ahí guardada que lo que tenía de excepcional entre las prendas de mi armario es que la conservaba planchada de la última vez que mi madre vino a plancharme las camisas, porque mi madre no soporta que lleve la ropa arrugada y en cambio yo no soporto planchar la ropa, y todo esto es porque mi madre y yo nos queremos mucho pero hay que reconocer que nuestras escalas de valores difieren en algunos puntos cruciales como, por ejemplo, el valor que le damos a la arruga. Yo me adhiero a eso de que la arruga es bella (por dos razones: porque odio planchar y porque uno ya va teniendo años y conviene congraciarse con el propio aspecto físico) mientras que mi madre piensa que la arruga es indecente y que para qué nos hemos esforzado tanto en dar una educación a nuestros hijos si luego van por ahí con la camisa por fuera y sin planchar. Mi abuelo, sin embargo, con lo que me llevaba frito era con los zapatos. Recuerdo que cada vez que salíamos de casa...

Perdón: ya vuelvo por mis pensamientos. Bueno, pues que me puse la camisa planchada y encima un chalequito de punto de color gris marengo que tuve que comprarme este verano en mi viaje a Suecia, porque resulta que me fui a Suecia con el mismo equipaje que si me hubiera ido a Benidorm en temporada alta, y así, todo digno y bien vestido circulaba por los pasillos de mi centro de trabajo pensando para mis adentros que ojalá pudieran verme todos los bloggers que habitan el país de los bloggers y que estarían orgullososos al comprobar que yo, aunque en plan criptoblogger por precaución, no abdicaba de mis creencias y luchaba por mantener mi identidad cultural. Como era de esperar, los gentiles no captaron el asunto y solamente notaron que yo me había puesto de guapo, quién sabe por qué oscuro motivo. Lo de la camisa les llamaba la atención a los alumnos, porque yo siempre llevo una ti-sert de esas de propaganda, y me decían cosas como "Maestro, hoy vas de pijo", "Maestro, hoy vas de guapo" o -la mejor de todas- "Maestro, hoy vas de camisica".

Pero yo me desquité de tanta incomprensión regalándome una maravillosa fantasía: que en un futuro no muy lejano yo me encontraba celebrando este glorioso día en la capital del reino de Bloguistán. Sentado en la tribuna de autoridades contemplaba con orgullo el desfile de nuestras Fuerzas Conectadas Virtuales de Módem, Cable y DVD. Quisiera que pudiérais verlo como yo lo vi. ¡Con qué marcialidad marchaban nuestras FEAS (Fuerzas Especiales Antivirus)! ¡Qué aplomo, qué gallardía y cuánto espíritu patriótico en nuestro glorioso Cuerpo Voluntario de Firewall! ¡Y qué hermosa promesa de futuro se leía en las tiernas caritas de los pequeños programillas que aquí y allá agitaban emocionados sus banderitas de papel adornadas con el sublime lema "HTTP" (Hoy Tengo Tarifa Plana), que invoca con sus pocas letras más glorias que el famoso "SPQR" de la antigua Roma! ¡Dios mío! ¡Cómo me surcaban el rostro lágrimas de emoción al contemplar el esplendor de mi querida patria virtual!

Pero desperté y el mundo era desalentadoramente analógico. Muchas felicidades y hasta la próxima.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya: hasta los boy-scouts católicos como tú se drogan. Patético.

Anónimo dijo...

Patafos me mata

Anónimo dijo...

Amiguete, te salen defensores. ¿O has llamado a tu primo el de Zumosol? A mí me pone, esto de alterar a la gente de orden. Nos vemos en las ondas, queridos.