jueves, 3 de noviembre de 2005

Hola. A punto he estado de no ponerme hoy con el blog. Os parecerá mentira que yo, que soy funcionario, diga esto: que estoy cansado. "¿Qué ha pasado?", me preguntaréis. "¿Es que en la oficina te has tenido que leer todos los periódicos atrasados del puente?". Pues no, no es eso. La verdad es que casi nunca leo periódicos. Soy de esos que se compran un periódico solamente cuando viene con regalo, y encima ese periódico me dura toda la semana o hasta el siguiente regalo. Lo que ha pasado -ya os lo cuento, no os impacientéis- es que esta tarde me ha dado una especie de subidón de energía y me he puesto a hacer cosas como si me fuera la vida en ello. Quiero decir, como si me fuera la vida en hacer algo. Cuando en realidad a mí la vida se me va en no hacer nada, que es lo que más me gusta hacer. Y eso es porque mi biorritmo es muy, pero que muy tranquilito. Intentaré contaros cómo ha sido. Digo intentaré porque aún estoy un poco aturdido por el esfuerzo y ahora es que no doy dedo con tecla. Pero lo hago porque ya os voy cogiendo cariño y además como vivo solo pues no tengo a nadie a quién contárselo. Es lo que nos pasa a nosotros, los bloggers frikies que vivimos solos: que no tenemos a nadie más que a vosotros, queridos fans y amigos virtuales. Incluso tenemos a los que nos critican, y yo estoy contento de tener además un anti-fan. Perdonadme el chiste malo, pero a ese comentarista hostil que me ha salido, como además se le ve peleón, lo podría llamar, si me atreviera, El guerrero del anti-fan. Pero no me atrevo porque ahora seguro que me pegará más fuerte y yo, como ya sabéis, soy cobarde por antonomasia. Y no, no sé qué significa "por antonomasia".

Pues resulta que nada más volver a casa me he puesto a fregar cacharros que tenía en el fregadero, acumulados desde hacía días y que ya empezaban a oler francamente mal. A su vez, esto se explica porque iban a venir unos amigos y a mí me gusta tener la casa limpia, soy muy ratita presumida para estas cosas. A qué venían ya os lo diré luego. Cuando éstos se han ido me he puesto a ordenar los papeles de mi escritorio y después ha venido mi hermano y he aprovechado su visita para que me ayudara a subir un mueble que encontré el otro día en la calle y aún lo tenía guardado en mi coche. Y cuando se ha ido me he puesto a dar capas de decapante en ese mismo mueble para ver si así lo apañaba un poco, porque lo habían pintado de un gris que si llego a coger al culpable es que lo denuncio. Y entre capa y capa me he puesto a preparar las clases de mañana. Y todo eso en una misma tarde. Podéis comprender, espero, que esté agotado. ¡Alguien como yo, cuyo destino era haber nacido aristócrata, de esos que viven de puta madre y no tienen que hacer nada para merecerlo, no como los medievales que tenían la obligación de ir a la guerra, qué horror! Pero voy y nazco en carne del pueblo pero con alma, ya digo, exquisita, vaga y señorita, y cuando leo el ¡Hola! me siento como un desterrado que lee noticias de su lejana patria. Nacer aristócrata: eso es suerte y no el combo, estaréis de acuerdo, que sólo por nacer estés forrao y encima no tengas nada más que hacer que tumbarte a la bartola y comer pollos asados que sacas de una bandeja que te han puesto al lado y te comes un muslo y tiras el resto del pollo. Ahora, eso de comer uvas sosteniendo el racimo con el brazo levantado y dejándolo caer grano a grano sobre la boca nunca me ha parecido ni aristócrata ni elegante ni nada, sino más bien un invento de Hollywood o de los tebeos. Porque, eso sí, aristócrata y basto no me parece bien, qué queréis que os diga.

Los aristócratas siempre me los imagino ingleses, tipo Winston Churchill, más que franceses o rusos, que han solido tener mala pata con las revoluciones. Tampoco me veo de señorito andaluz, que es algo con muy mala prensa y además no tengo gracia para contar chistes. No es que yo sea muy anglófilo, que no lo soy, pero es que un conde o un duque me parecen más si se pronuncian en inglés. Duke y Count suenan la mar de elegantes, y no digamos Earl, que no sé ni cómo se pronuncia. Todo tiene como mucho más empaque. Es como la música pop, que es más bonita en inglés porque no entiendes la letra y en cambio en español parece que no sea de personas serias subirse a un escenario a decir esas cosas. Además, en Barrio Sésamo salía un conde Drácula que se dedicaba a contar cosas y así nos enseñaba los números, y eso lo hacía precisamente porque era conde, o sea, count, que es lo mismo que contar. Quiero decir con este toque de erudición gratuita que si encima de aristócrata y británico tienes un background literario, pues mucho mejor.

Ya se sabe que un noble, un verdadero noble, lo que no hace jamás es trabajar con sus propias manos, y por eso yo esta tarde me siento más plebeyo que nunca, porque he metido las manos en la masa, en el mueble y en el bote de decapante y ahora me pican las manos y tengo que ir con cuidado de no rascarme en mis partes, lo cual es, a decir verdad, una actitud muy poco aristocrática en la que suelo caer con excesiva frecuencia. Mis sueños de sangre azul se me van con un par de rascones, por mucho que se trate de mis partes nobles, y esta es otra contradicción de las que atormentan mi estancia en el mundo analógico al que debo descender de cuando en cuando. Pero siempre me queda el consuelo de que el mundo digital no entiende de sangres azules ni rojas ni con cebolla, y que aquí a nadie le preguntan si sus antepasados ya eran sires. Ese es otro de los motivos por los que me encuentro tan a gustito en mi bloguito, y ahora mismo voy a cerrar por dentro y nadie verá si me rasco, si me meto el dedo en la nariz, si trabajo con mis propias manos o si me como los granos de uva como a mí me da la gana.

Pues eso, que ya abro de nuevo cualquier día de estos y os contaré a qué habían venido hoy a mi casa esos amigos que os decía antes. Besos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira chico, si no quieres que se metan contigo no hagas un blog. Si te vas a poner a llorar porque te diga lo que pienso...Yo creo que a tí lo que te hace falta es un buen polvo para dejarte ya de una vez de tebeos y de marionetas y de chistes de mierda. Para que veas que no tengo nada contra tí si quieres quedamos, que yo se un par de sitios donde te quitarían la tontería por un precio apañado.