viernes, 1 de septiembre de 2006

Vino el Papa y mi madre se rompió un brazo, pero sobrevivió. Después yo me fui a Benidorm y sobreviví.También estuve en la casa más bonita del mundo y, por supuesto, sobreviví. He estado en la playa y, gracias al invento de la sombrilla, ¿qué pasó?: que sobreviví. En resumen: he superado la prueba del verano. No digo que brillantemente ni sin ayuda, pero la he superado, y eso es lo que cuenta. Al principio, tuve que ir al psicólogo a decirle: "Mira, Ángel, tengo dos meses de vacaciones y estoy muy agobiao porque no sé qué hacer". Ese es mi drama: que cuando no tengo nada que hacer me agobio de pensar en todo lo que tengo que hacer. Parece que me haya equivocado el escribir esto, pero de verdad que lo he escrito así. Ya hace tiempo que dejé de preocuparme por la coherencia, y hay que reconocer que se vive mejor sin ella. Oye, y tan pancho.

Vuelvo del verano y me encuentro con el buzón saturado de ejemplares del Heraldo de Aragón. Recomienda la policía que les pidas a los vecinos que te lo vacíen (el buzón, no el Heraldo) porque, si se llena, los cacos se dan cuenta de que no estás en casa y entonces entran y te roban. A mí, sin embargo, no me vale el consejo, porque en mi casa no hay nada que valga la pena robar. Lo que tendría que hacer es denunciarlos, porque ya son ocho años de este inexplicable asedio informativo. Yo tengo con Aragón la misma relación que el resto de los españoles: que allí está domiciliada la Virgen del Pilar, patrona nuestra (que Dios guarde). Pero más allá de esto, ya nada más. A mí me llevaron de pequeño y de esa visita me traje de recuerdo un precioso rosario hecho de pétalos de rosa. Sí. ¿Qué pasa? Se lo di a mi madre, a ver si le daba una utilidad, pero lo tiene desde entonces guardado en un mueble, dentro de su cajita. Me parece que no lo ha abierto nunca nadie y, lo que es yo, recomendaría que no se abriera jamás, porque me temo que la nube tóxica de olor de rosa -concentrado en una cajita durante treinta años- habría de ser el equivalente católico y nacional de la del chernóbil aquel, comunista y extranjero, de hace unos cuantos años.

Total, que me mandan el Heraldo sin que yo lo pida, y me caliento la cabeza buscando una explicación. Por un tiempo pensé que era cosa de la Virgen del Pilar, ya digo, que lo mandaba de oficio a todos los españoles, pero he terminado por desechar esa posibilidad al considerar que desde antiguo, como se vio en Fátima y en Lourdes, a Ella le va más lo audiovisual que lo escrito. A lo mejor tiene algo que ver con lo del trasvase del Ebro, pero esta hipótesis tampoco me convence del todo. El caso es que, como le diría yo a la fuerza pública si tuviera los arrestos necesarios para denunciar el caso, me ponen en peligro, porque basta con asomarse al zaguán para saber en qué piso están de vacaciones. Pero no digo nada porque a mí los maños siempre me han caído simpáticos y porque, en el fondo, reconozco que lo que de verdad necesita mi piso es que alguien lo limpie.
No tiene mucha calidad el chiste, pero es que es tres de Septiembre y aún estamos calentando motores. Hablando de motores, que iba a contaros que ya no tengo coche, pero eso es harina de otro costal.

Así que, mientras mi buzón iba engordando y mi casa se hallaba expuesta al allanamiento, yo, inconsciente de mí, me pasaba el verano zanganeando entre playa y piscina, ligando bronce (y nada más, por cierto) y organizando mentalmente largos viajes que nunca haré, porque a mí, lo que me pasa, es que me da mucha pereza moverme. Cuando es invierno, porque a ver quién es el guapo que sale por las mañanas de la cama y, cuando es verano, a ver quién sale de la sombra de los pinos, que decía la cantaora. Es que me gusta viajar, pero no me gusta moverme, y ese es otro de mis intensos dramas existenciales.

Será que necesito un entrenador personal. Eso se llama coach, y a punto he estado de hacer otro mal chiste a cuenta de mi desaparecido Ford Fiesta. Pero no quiero martirizaros más. Lo que quiero es que me pongáis algún comentario, que eso es para mí la sal de la vida bloguera.

Mientras tanto, bienvenidos al final del verano. Amén.

3 comentarios:

MsNice dijo...

¿Qué significa eso? ¿Que no te vas a Dublin, y no nos vas a hacer de reportero dicharachero?
Y pobre cochecito, ya nos contarás.
[Aprovecho la ocasión para saludar: Hola (soy "la otra"). Besos, peatón.]

Anónimo dijo...

Pues pásale el Heraldo a mi brother, que capaz es de que le interese...

Anónimo dijo...

Me encanta leer tus batallas. Son tan buenas como el cajo aquél...