domingo, 16 de septiembre de 2012

Sèrie SENSE NATI!, primera época (¡Ahora en castellano!): Mr. Principal

El "principal", que dicen nuestras amigas portorriqueñas, no es otro que el director del cole. The principal, en inglés. El nuestro, Mr. S****** Q. E***, II -y no digo el nombre completo, no sea que esté cometiendo un delito federal- es, como dice Jose "un pincelín". Lo dice porque siempre viene al cole extremadamente bien vestido: normalmente, con sus trajes y corbatas que aún no le he visto repetir; y, si viene un día de casual wear, todo es de marca, perfectamente combinado y planchado. Peinarse, no se peina, pero es que lleva el pelo tan, pero tan corto -cosa muy normal, por lo que veo, entre los afroamericanos- que no se peina porque no le hace falta. Todo un dandy, vaya.

El día que Jose y yo llegamos al aeropuerto de Cincinnati -Cincy para los amigos-, nos topamos con un negro joven, delgado y alto, vestido con traje azul de corte sport, camisa a bandas amplias y un sombrero morado. Vimos cómo se nos acercaba y sospechamos si no sería alguien de la mafia, que venía a ofrecernos su protección. Lo de la mafia no se dice porque sí. Al sur de Cincy, solamente al cruzar el río Ohio, en los años de la ley seca, el barrio de Newport se hizo famoso por estar absolutamente controlado por los gangsters de Chicago. Al Capone y los suyos, quiero decir. Juego, balas, alcohol y todo eso. Newport ha hecho atractivo turístico de su pasado mafioso y es, incluso, señal de identidad. Marc, el catalán que hemos conocido, tiene un amigo que presume mucho de que su abuela fue prostituta en aquellos años oscuros de Newport. Ya ves tú. Imagino que es como decir que tu antepasado llegó a Valencia con Jaume I, pero luego resulta que era el mamporrero del castillo. Yo qué sé. Cosas de la genealogía y del orgullo de cada uno.

Mr. Principal juega en el cole el papel de gerente, digamos. De hecho, no es profesor. Ni hace falta serlo, para dirigir un cole. Lo que hace falta es un máster en dirección y gestión de centros educativos, y diría yo que lo que les enseñan es que por qué no se va a poder dirigir un cole lo mismo que se dirige una empresa. Quiero decir, que las asignaturas serán administración, marketing, recursos humanos y cosas por el estilo, y debe ser por eso que Mr. Principal se pasa el día trabajando la imagen de marca del cole: eslóganes impresos en carteles y luego repetidos por megafonía, insistencia en los objetivos del centro, fotografías de actos en los que han participado los alumnos... Veamos un ejemplo: el otro día era el dedicado a los Cincinnati Bengals -fútbol americano-, y la consigna del día era venir al cole vestido con los colores del equipo. Por supuesto, había fotos de los jugadores de los Bengals y recordatorios de la jornada, por todas partes, desde hacía una semana. Menos mal que tenía en la maleta un suéter adecuado, y pude quedar bien.

Otra cosa que les preocupa mucho, a los principales como Mr. Principal, son los resultados de los alumnos, que periódicamente se someten a controles externos. Achievements, resultados, es la palabra que les obsesiona. Parece que es eso lo que persiguen. El otro día nos acompañó a visitar otro colegio, uno que ha pasado, en cinco años, de estar en situación crítica -es decir, sus achievements daban pena- a ser catalogado de centro "excelente". Eso es algo que los coles, cuando lo tienen, lo ponen en pancartas grandes en la fachada. En éste que visitábamos, la principala nos decía que la clave era "consistency, consistency, consistency", que es más o menos decir "sistema, sistema, sistema", actuar siempre igual, siguiendo procedimientos con total coherencia. La verdad es que no se oía una mosca, en el cole. Y fuimos testigos de cómo los niños -y algunos no tan niños- cambiaban de aula en silencio y orden. Como una fábrica o, quizá más bien, como un cuartel. Esta última comparación es la que mejor entenderá nuestro director, que -para que no falte de ná- también es exmarine.

Y, claro, entre que va hecho un figurín y la aureola heróica de su pasado militar, se pasea el hombre por el mundo con cara de satisfacción y ese caminar tan curioso que es casi un baile, tan propio de los afroamericanos, y con una sonrisa permanente en los labios. Cuando nos cruzamos en el pasillo, me señala con el dedo y, sin dejar de andar-bailar, me dice: "Hey, man". Yo le contesto: "Pues, aquí, pasando el día". Se ríe y yo me pregunto: "¿Qué se creerá que le he dicho?".

PS: naranja y negro.

No hay comentarios: